lunes, 16 de noviembre de 2009

LA FORMA / EL FIN DE LA FORMA

La forma
Las llanuras duran lo que duran, las crecientes. Las reacciones más impredecibles, las alergias, los impulsos contenidos. Porque no quería verte, me fui antes. No porque no quisiera verte, sino porque había que “variar el movimiento”. Como las orbes, las urbes, los planetas, que asocian cada rasgo a un detalle real. ¿Un principio de regularidad? Los dueños no conocerán su energía más que por dibujos de los otros. No voy a poder volver a poner las formas en su lugar, ni vas a poder ayudarme, porque nos imaginamos ahí, justo donde mis raíces, en cámara lenta, se iban acabando.

***

El fin de la forma
Saber de mí a través de los dibujos que mi mano dibuje, mi mente permanece fiel a los renglones, no me desanimo, no caigo en la trampa de la duda, apuro el corazón, sabré de mí en esos dibujos que dibuje, que mi mano aliente, que mi mente incorpore como formas que mi corazón febril, empetrolado, no sabrá codificar, como envases sueltos al fondo de una hondonada salvaje, por los fondos de los fondos, rezo, anulo, dibujo en los cuadernos que sabrán de mí como una fruta caída en el medio de una tarde que se corta a sí misma en dos, dividida entre la sangre y el trabajo, porque sabe que palpita, detrás de ese dibujo que se raya solo, que no miente, que dice decir de mí lo que la naranja afirmó, al caer el día, y nadie había para escucharla.

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